Dibujos, bocetos, ilustraciones y otros menesteres artísticos nacidos de la mano de Maria del Mar A.
jueves, 17 de mayo de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
Sobre Demagogia, retórica, semántica y neolengua
Sé que este blog es de dibujos y que por tanto todo el tema político social no es lo que viene buscando la gente a él, pero realmente, en estos días, necesito escribir más que nunca.
Escribo porque ya nadie parece oír.
Tal vez si que soy un poco pesada, un poco tonta, no mucho, solo un poco... pero realmente me gusta hablar; hablo de todo y con todos y no tengo ningún problema nunca en decir las cosas que creo cuando me parece conveniente hacerlo.
Eso me ha traído algún que otro problema, pero en general no me ha ido mal.
Tal vez porque en mi casa se discutía hasta el color del cielo tengo esa estúpida facilidad de acabar metida en charlas, argumentaciones y coloquios de cualquier tipo con la gente de mi alrededor.
No discusiones violentas; digamos intercambios de ideas.
Me gusta hacerlo y nunca había tenido problema con ello hasta hace un par o tres de años.
No sé exactamente que cambió pero desde entonces y cada vez más cuando discuto con alguien sobre política, religión, creencias y otros temas peliagudos aparece la gran frase:
“Estas haciendo demagogia”.
La primera vez me quede allí, en silencio pensando “¿que estoy haciendo que?, no estoy haciendo nada...solo expongo una idea”.
Cuando pregunté a la persona acerca de lo que era hacer demagogia se limitó a contestarme “lo que tu haces siempre”.
Obviamente al llegar a casa leí cualquier información sobre la demagogia que cayó en mis manos para entender que era aquello tan grave que yo hacía y que suponía tal ataque a mis interlocutores.
Demagogia.
¿Que cojones es hacer demagogia?
Los políticos deben saberlo bien.
La definición más extendida es la que dice que la demagogia es la apelación a emociones, prejuicios y miedos de un público para ganar su apoyo.
Entiendo que un político fachorra ante el periodista pueda intentar usar eso como un pobre argumento cuando se le acaban las razones pero, si yo estoy hablando con alguien, una persona en concreto y no hay nadie más, -no tengo un público al que poder meterme en el bolsillo-, no comprendo como esa persona corre a tildarme de demagoga en cuanto se le desmontan los argumentos.
¿A quien puedo estar intentando convencer? ¿A él?
Y digo yo: si le convenzo será que le parece lógico lo que le cuento ¿no?
Ese miedo al argumento ajeno que parece tener cada vez más gente comienza a resultarme sobrepreocupante.
Yo me he equivocado. Mil veces. Seguiré equivocándome.
Pero si encuentro a alguien cuya visión es distinta o incluso opuesta a la mia y esa persona es capaz de razonármelo de forma que acabo pensando “pues podría tener razón” no le acuso de embaucador ni de charlatán.
Le escucho y aprendo.
Y a veces hasta cambio.
Cambiar no duele, es simple evolución. Nadie va a echar en cara a nadie el haber modificado sus argumento si las razones son sólidas; y si lo hace, es que es un imbécil.
Y ahora pregunto ¿con que cara miras a una persona que te suelta la gran frase “contigo no hablo, que me convences”?
Si esa cara existe, yo no la conozco.
Decir que en mi caso me quedé con los ojos muy abiertos y las cejas tocando la raíz del pelo.
“Contigo no hablo, que me convences”.
¿Nadie mas ve la gravedad de esa afirmación?
Pero no. La demagoga soy yo.
Mar; la gran demagoga.
Será mi maldito epitafio.
Y no porque realmente mis argumentaciones y mi afán de dialogar tengan base en ello; sino porque debo ser la única persona que se acuerda de lo que significa ese vocablo, y por eso, para no morirme con ese resquemor ante acusaciones estúpidas de gente estúpida voy a poner punto por punto lo que es la demagogia; la verdadera demagogia empezando por su Santa patrona: la promesa política.
¿Que es una promesa política?
Conducir el pensamiento del pueblo en tu dirección mediante ideas (trabajo, educación, pensiones) que sabes que crean preocupación, con discursos que no has escrito tu sino algún lumbreras contratado a bajo coste en el mejor de los casos, cuando no un equipo entero de personas destinado única y exclusivamente a que cada una de tus palabras, actos, apariciones, movimientos, lenguaje corporal; cada una de tus sonrisas, entrevistas, saludos y respuestas sean aquello que la gente que debe votar quieren ver y oír.
Utilización de miedos básicos (paro, inmigrantes, impuestos) para definirse como el salvador de esos problemas, muchas veces magnificados cuando no directamente inexistentes.
¿Importa que vayan a cumplir esas promesas una vez lleguen al poder?
Parece ser que no.
¿Importa siquiera que PUEDAN cumplir dichas promesas mientras las están formulando en un estrado?
A todas vistas, tampoco.
Prometer sabiendo que no puedes cumplir es mentir, engañar y actuar de mala fe.
Es hacer demagogia.
Aristóteles definió al demagogo como “el adulador del pueblo”, y con esa frase en mano yo pregunto ¿hay alguna figura a la que esta definición encaje mejor que a la de político?
No se si conocéis a Antonio Negri, escritor Italiano que, creo recordar en su libro “abecedario político” defendía la idea de que un gobierno basado en esa clase de mentiras, esa clase de demagogia (aquí la palabra otra vez) no es un gobierno lícito.
Porque quienes han conseguido llegar arriba lo han hecho a base de mentiras, engaños y manipulación.
Y es esa manipulación para obtener un fin, la demagogia; el simple intercambio de ideas en un bar no lo es, señores.
http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras15/texto3/sec_4.html"
Pero en fin, abramos el diccionario para mirar todos juntos la anatomía básica de la demagogia; que la tiene y es variada.
Tenemos el “falso dilema”, la “estadística fuera de contexto”, la “táctica del despiste”, la “redefinición de la lengua”, las “omisiones”, las “falacias” y las “manipulaciones”.
Están ahí, podéis encontrarlas; no me invento nada.
De la “redefinición de la lengua” ya hablé en mi anterior post (todo aquello de “ricos- ahorradores, rebajar salario mínimo- mejorar la competitividad, despido libre- flexibilización del mercado laboral”. Es lo que el escritor George Orwell llamó la NeoLengua en su libro 1984 y que actualmente cada vez tenemos más presente gracias a la corrección política.
Todo ha de ser blanco y políticamente correcto si no, eres un mal ciudadano.
Pero bueno. Hoy toca demagogia y no “ser políticamente correcto”. Otro día ya hablaré sobre eso.
Pasamos al “falso dilema” y ahí oyes de todo; es una especie de barra libre a las burradas que va desde “la culpa de la crisis es nuestra por vivir por encima de nuestras posibilidades” a “por culpa de los inmigrantes la sanidad está colpasada” (¿nadie piensa que si no hubiesen inmigrantes no contratarían médicos porque total “somos 4 gatos” y las listas estarían llenas igual? la raíz del problema es que faltan médicos. Tienen los estrictamente necesarios; si fuéramos menos contratarían a menos y estaríamos en las mismas), pasando por “los vascos son todos terroristas” y “los catalanes se comen a la gente y no te dejan rotular en castellano”.
En serio, ninguno de esos problemas existe, hay gente y gente. Como en todos lados.
Las “omisiones” ¿que está haciendo este gobierno aparte de pasarse/esconder la patata caliente? nos habían dicho que había una deuda y luego resultaba que había más; han dicho que se barajaban ya ciertos ajustes antes de las elecciones pero ni los nombraron en campaña electoral...
Para no alargarme yo resumiría todo este apartado con las palabras de Jesús Aguirre portavoz del PP: “Ya no estamos en elecciones, es el momento de decir la verdad”, que no se...pero a mi mentir de ese modo para ganar unas elecciones me parece más grave que falsear tu curriculum poniendo “buen nivel de inglés hablado” cuando no pasas del “you, me, potato”.
Porque mentir es lo que han hecho, señores “ya no estamos en elecciones, es el momento de decir la verdad”, significa que van a decir la verdad AHORA sobre cosas que sabían en época de elecciones o preelecciones. Eso, si la dicen.
¿Hasta que punto estas elecciones son válidas?
Cuando yo firmo un contrato, ya sea laboral, o con una mutua médica privada, de viaje, de lo que sea, me piden una serie de información que si se demuestra que es falsa o contiene omisiones anula ese contrato.
¿Porque en algo tan serio como las elecciones de un país no ocurre lo mismo?
La “táctica del despiste”; aquí no voy a alargarme, porque está bastante claro; no contestar a lo que se pregunta sino a lo que uno quiere y redirigir la conversación como se necesita.
“Manipulaciones” ¿Hay algo que decir?¿no? bueno si: “manipulación política”(propaganda) y “manipulación mediática” (desinformación) tienen sus propias entradas en wikipedia y en varios diccionarios. Para ellas solitas.
“Estadísticas fuera de contexto”; algo que tengo comprobado es que la gente con pocos o muy desmontables argumentos recurre a la estadística para tratar de demostrar que tienen razón...o algún tipo de razón...o algo....
Una estadística sin citar fuente, sin citar número de personas sobre las que se ha hecho, sin citar condiciones de la prueba y un largo etcétera sirve lo mismo que no decir nada. O peor.
Porque depende de quien las escriba son hasta perniciosas.
Y me dejo para el final las divertidas “falacias” o lo que es lo mismo, razonamientos incorrectos que en apariencia sí que lo son.
Sobre este tema os recomiendo una película simplemente brillante titulada “gracias por fumar” que se centra en un personaje cuyo trabajo es hacer precisamente eso: usar la palabra, manipularla y tergiversarla para defender lo indefendible: a las tabacaleras. Realmente os la recomiendo, sobretodo una parte en la que el protagonista está explicando a su hijo las falacias ad hominem pero con sabores de helado.
"http://www.youtube.com/watch?v=2hsnmcITo6s"
No quiero alargarme en el tema falacias porque son un mundo. Desde las de generalización a las de comparación a la falacia del hombre de paja o la del efecto dominó la lista larguísima por en medio (no es que no la quiera contar, pero creo que si lo hago ya los pocos que quedáis leyéndome dejareis de hacerlo).
Bien.
Esto es la demagogia.
Esto.
Si yo hablo con alguien y le digo lo que pienso y como lo pienso no lo es. Es una expresión de una opinión con la que puedes o no estar de acuerdo.
Sea de derechas o de izquierdas.
El problema viene cuando hay gente que cree tener la razón absoluta, en lo que sea.
Siempre huyo de ese tipo de personas por un motivo; cuando alguien cree tener la razón única y verdadera de todo siempre tratará de imponértela.
Y si rebates sus argumentos entonces serás un demagogo
Es el motivo por el cual no se puede hablar, por ejemplo, con gente muy religiosa: todas sus razones se basan en falacias y argumentación circular; o como me chilló una cuando trataba de razonar con ella una vez “Jesucristo es la única verdad”.
Decidme; ¿Que puedo decir yo para rebatir ese argumento?
Lógico nada.
Que decirle a alguien cuyo sistema de creencias, moral y en general de vida se fundamentan en libros escritos hace 2000 años o más (según normas y conductas de hace 2000 años o más (porque claro, la Biblia no es wikipedia...eso no se actualiza, como mucho tiene alguna reinterpretación cada 200 años que no todos aceptan)) y que pretenden seguirlos en el mundo moderno?
Que todavía si no tratasen de imponer nada me daría exactamente igual, pero el problema es que lo hacen: dicen con quien me puedo casar o no, si puedo abortar o no, con quien puedo vivir o no, que no se puede experimentar con células madre porque es inmoral (hace nada también era inmoral abrir cadáveres para estudiar medicina y mira).
Actúan con una superioridad moral que ni tienen ni conocen: la superioridad moral de los necios.
Dan ganas de decirles ¿no te parece bien? Cuando te estés muriendo de cáncer reza el rosario y a mi déjame tranquila.
Pero entonces, además de demagoga soy intolerante, pero como ya da igual todo acabo por decir; sí. Soy intolerante, porque creo que precisamente el tolerar ciertas conductas es lo que no convierte en intolerantes. Y sí, soy demagoga, aunque solo como símbolo; porque un símbolo tiene el valor que una persona le da, y a mi me llaman así todos a los que desmonto sus argumentos con base de barro
Aquí yace Mar; Demagoga intolerante y reina del drama. Un gran epitáfio.
Os dejo de nuevo este enlace "http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras15/texto3/sec_2.html" que realmente es muy recomendable.
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